sábado, 15 de septiembre de 2007

La Conquista de Cartagena por Escipion ( I )



legionario romano siglo I ( www.reyesypiratas.com/velimir_vuksic.htm )

Publio Cornelio Escipión, hijo del derro­tado y muerto Publio, llegó a España en el otoño del año 210 con el cargo de procónsul; dedicó algún tiempo a la reorganización de Croquis del asalto de Escipión a Cartagena. Informándose de la dispersión de los ejércitos cartagineses, su alejamiento de Cartagena y la mala situación de la flota púnica decidió un atrevido plan, el de ata­car la propia capital ( Cartagena ) supuestamente inexpug­nable en una operación por sorpresa, larga­mente calculada sobre los informes recibidos de los prisioneros.

Favoreció sus planes el que solamente defendiesen la plaza mil sol­dados, apostados en la ciudadela, y que el resto de los defensores fueran menestrales y artesanos, poco efectivos en el manejo de las armas; acabó de decidirle la abundancia de rehenes, dinero y pertrechos que podía obte­ner si alcanzaba el éxito, mientras que, si fra­casaba, la distancia a que se hallaban los ejércitos cartagineses le permitiría retirarse sin graves riesgos, aparte de que contaba con una bien equipada flota que podría permitir la evacuación en caso necesario. Según Li­vio, unos pescadores de Tarragona le docu­mentaron sobre la existencia del estero o al­bufera y el mecanismo de comunicación con el mar, en relación con las mareas, así como de su carácter pantanoso y de la posibilidad de vadearlo en algunos puntos, especial­mente al retirarse la marea a la caída de la tarde.

A principios de la primavera pasó el Ebro y dejando en la comarca a M. Silano con 3.000 infantes y 300 jinetes, se dirigió hacia el sur con 25.000 de a pie y 2.500 de a caballo, dando instrucciones a su amigo C. Laelio, jefe de la flota y único partícipe de los pla­nes, mantenidos para todos en secreto, para que ajustase las singladuras de los barcos a la marcha del ejército de modo que se presenta­sen simultáneamente ante Cartagena. Polibio y Livio afirman que llegó en siete días ante los muros de Cartagena, que no pueden con­tarse partiendo desde el Ebro, lo que daría una jornada diaria de 70 kilómetros, que aun suponiendo que se anduviesen a marchas for­zadas, resultarían etapas del doble de las mi­litares habituales. De Sagunto a Carta­gena hay unos 280 kilómetros, lo que daría 40 por jornada.

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